Hoy, día de lluvia, último de las vacaciones de invierno, me dispuse a almorzar con pastas frescas. Esta vez preparé spaghetti de espinaca, para lo cual:
Licué 1 taza de espinacas cocidas al vapor y escurridas con 2 huevos. Le agregué harina integral, en cantidad suficiente para formar un bollo consistente.
Dicho bollo descansó 1 hora para luego ser estirado y cortado, con uno de los artefactos de cocina más queridos por mí: la máquina de hacer pastas.
Los cociné en agua hirviendo salada y los serví con salsa de tomates frescos.
Nosotros comimos en casa, Andrés se llevó su porción al trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario